NO SOY VÍCTIMA, SOY MILITANTE

 NO SOY VÍCTIMA, SOY MILITANTE

Esta frase me hace eco desde que la escuche de un hombre que fue parte activa de la resistencia frente a la dictadura de Augusto Pinochet y sobreviviente de la tortura, la prisión y la represión militar.

Me hizo sentido, me hace tanto sentido que la siento mía, me acompaña, me resuena cada vez que me miran con lastima, cada vez que siento rezagos de falsa solidaridad y SORORIDAD ausente y vacía, o el mal llamado racismo “positivo” cuando dicen: “pobrecita la estás pasando mal”.

Ningún pobrecita, no cuento mi versión y mi relato buscando despertar lastima, no busco victimizarme y mucho menos revictimizarme, o que alguien lo haga, porque NO SOY VICTIMA, SOY MILITANTE.

Precisamente la militancia política es la que me ha llevado a hacer de mi experiencia un lugar de enunciación, a usarla y exponerla como herramienta de denuncia ante lo que me atraviesa. Pero más allá de eso, lo que viven miles de personas, no solo en este país sino en el mundo, me refiero a los fenómenos que he mencionado explícitamente y entre líneas: racismo y xenofobia, clasismo, sexismo y  acoso.

Pero,  ¿de que soy militante?

Soy militante de mi propia rebeldía y de la palabra. porque entendí que este es el lugar más digno para la existencia en un mundo jodidamente injusto, resistirme a caer en la indiferencia, resistirme a ser arrastrada por la corriente, es mi militancia, eso implica resistir en el día a día, perder relaciones,  amistades e incluso familia a causa de las ideas y  los filtros con los que se mira el mundo. 

No se puede hablar de lo banal, de lo común, sin pensarlo, sin reflexionarlo, sin preguntarse el por qué, buscando sus causas y consecuencias, ya no dejo pasar detalles. Puede resultar agotador, pero no encuentro otra forma, siento que no hay vuelta atrás.

Milito en las ideas colectivas de la resistencia cimarrona, las ideas libertarias de mis ancestras y ancestros, me reconozco en las colectividades de las luchas muchas, que aunque parezcan distintas todas se encuentran en la misma trinchera de resistencia frente a la opresión.

Milito en la escritura y la existencia misma.

NO SOY VICTIMA, SOY MILITANTE.  

Es preciso resaltar que la figura de victima ha cobrado un carácter político, que debe prevalecer más allá de la imagen de indefensión y sumisión en la que a veces se diluye para despolitizarla, las victimas merecen ese lugar de reconocimiento desde el que luchan por la reivindicación, el resarcimiento de sus derechos y de la memoria. Reconocer el carácter político de esta figura, nos hace pensar en el NUNCA MÁS, NI UNA MENOS, POR NUESTRXS MUERTXS NI UN MINUTO DE SILENCIO… y otras tantas consignas que nos acompañan para ensalzar la memoria de víctimas y militantes.

PERO YO NO SOY VICTIMA, SOY MILITANTE.

 

PETRICOR

 

MI VERSIÓN

 


 

Cuando denunciamos el racismo ustedes pueden hacerse lxs locxs,   

pero a nosotrxs nos cuesta la vida".

 Jhon Narváez[1]

 

En este país cualquier acción nuestra (las personas migrantes), se convierte en motivo para que te griten: “extranjero culiao ándate a tu país” o te pregunten “¿por qué no te largas a tu país?  de manera más sutil, ¿te quieres quedar?.

Acciones como: preguntar el precio de un producto en una tienda, en la feria o  en la vega (plaza de mercado), o hacer una crítica o comentario en clases. Situaciones que he vivido en los escenarios que menciono, pero sobre las que no me detendré en este relato, otro de esos que llevo atorados en la tráquea.

Aquella mañana fría de septiembre en la que aún se confundía el invierno con la primavera, me invitaron a reunirme con unas conocidas, afrodescendientes en su mayoría, entre ellas la reconocida académica Ochy Curiel, quien andaba de paso por Santiago. Mientras tomamos un café fue inevitable tocar el tema del racismo y  compartir algunas experiencias similares que hemos vivido. Me despedí, tomé el metro y me dispuse a hacer el transbordo a una micro o autobús integrado, mientras esperaba en la parada el ambiente se tornó un poco denso al notar que había mucha gente en el lugar, en medio del tumulto un hombre comenzó a gritarle al regulador:

“Extranjero culiao, yo soy chileno a mi ningún extranjero me viene a decir qué hacer, lárguense a su país, delincuentes, vienen aquí a delinquir. ¡Lárguense!”

Sentí miedo al notar que la voz tomaba fuerza y ya eran varias personas  que repetían aquellas frases, como si fueran consignas que se gritan contra el opresor y que en la multitud se vuelven un solo grito a varias voces.

Vi que se acercaba la micro que yo esperaba, sintiendo como si viniera en mi rescate, al abrir sus puertas casi a empujones entré en ella. Pero para mí desgracia acompañada de este mismo grupo de personas, quienes estando arriba y con el vehículo en movimiento seguían gritando sus “consignas” como buscando animar aquel sentimiento de desprecio por las personas migrantes y agitando la “superioridad” de la “chilenidad”.

Con aires de grandeza arremetían casi que en mi oído, ¡YO SOY CHILENO, YO SOY CHILENA! ¿Qué se han creído los extranjeros?. Las miradas entre estas personas eran cómplices, pero el silencio de las espectadoras y espectadores lo era aún más.

Yo estaba inmóvil, porque en aquel momento sentí que la aparente indignación con aquel joven quien solo hacía su trabajo (recordar que debían pagar el pasaje) se extrapolaba hacia a mí, pues yo representaba la razón de su desprecio; negra y extraña. Levanté el rostro buscando apoyo, ingenuamente buscando  empatía.

Huyendo de la mirada de mis agresores giré a mi lado izquierdo y me encontré con la mirada de otra mujer negra, sus ojos estaban llenos de lágrimas como los míos, sentí que me conecté con ella en los mismos sentimientos de impotencia, rabia y tristeza. Sobre todo esta última me invadió, al sentir que este grupo de personas nos odiaban sin conocernos, al sentirme tan sola y vulnerable en medio de tanta gente, gente del pueblo, seres humanos como yo, como nosotras,  nos miraban de reojo y con desprecio, me sentí desvanecida, reducida y frágil en mi existencia.

Volví a agachar la cabeza tratando de ocultar mi rostro debajo de la gorra que llevaba puesta, pero al instante volví a la mirada de aquella mujer, quien entre dientes me pregunto: ¿te bajas?. Yo seguía inmóvil, solo pude abrir paso para que ella siguiera hasta la puerta, al arrancar el bus reaccioné y pensé que sus palabras eran una invitación.

Estas personas continuaban repitiendo la misma línea discursiva, comentándola entre ellas. Sentía que era un viaje interminable, al llegar a mi parada se bajaron varias personas conmigo que me miraban, con lastima o desprecio, o las dos,  vaya una a saber cuándo se diferencian.

Di unos pasos, respiré profundo y exploté en llanto, caminé rápido casi corriendo, con la respiración agitada y nerviosa. Llegué a la habitación, me dirigí al baño y vomité, como exorcizando emociones, somatizándolas, y expulsando de mí el dolor y la rabia. Pero, ojalá fuera suficiente un vómito para liberarme de ello, pensé.

Llamé a una amiga de las pocas que he hecho acá, buscando contención emocional. Después de hablar con ella y respirar un poco, escuché una voz en mi cabeza que decía: ASÍ TE JODE EL RACISMO.


PETRICOR



[1] Actor Cartagenero, ganador del premio MACONDO de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Mejor actor protagónico por la interpretación del Joe Arroyo en Rebelión: El Grito de un Legendario.

DEL ROL DOMÉSTICO AL ROL POLÍTICO

 


De empleada doméstica a vicepresidenta

Les duele, les hinca hasta sacar la esencia racista que intentan ocultar bajo el discurso de su falsa democracia.

Les duele porque pone el dedo en la llaga

Les duele porque les estremece sus jerarquías de poder racial, sexual y de clase, sobre las que sustentan su aparente superioridad, esto no es más que el reflejo de una sociedad racista, que niega serlo, pero les incomoda que una mujer negra ocupe un cargo de poder.

Así es, Francia les puso a pelar el cobre, dejando ver el racismo y el miedo que les carcome al tener que comenzar a compartir los espacios de poder con quienes se acostumbraron a ver en sus casas sirviéndoles y limpiándoles el piso.

Estamos rompiendo el cerco, Francia Marques representa la justa lucha de los pueblos negros oprimidos y relegados  por el poder.  Que  significativo que lo haga además una mujer, pues  raza y género no son categorías aisladas.

Es significativo para la historia de las mujeres negras y para el pueblo afrodescendiente. En memoria de nuestras ancestras y ancestros seguimos luchando por los derechos y  la vida digna del pueblo negro, viva la lucha antirracista!

¡El pueblo no se rinde carajo!

El día de hoy nuestra querida Francia Márquez recibe el grado de Doctora En Educación Honoris Causa, otorgado por la Universidad Pedagógica. Me siento profundamente feliz y orgullosa por este reconocimiento.

Felicitaciones a la Doctora Francia, gracias por ser inspiración de lucha, coherencia, temple y coraje. Te admiramos, eres referente para las mujeres del pueblo, para las campesinas, lideresas y cimarronas.

 

!UBUNTU! 

                                                                              PETRICOR

 

PREOCUPACIONES Y REFLEXIONES COLOMBIA 2024- 2027


Kelly Patricia Ortega Herrera - kelly.ortega@uchile.cl

Magíster en estudios de género y cultura

Universidad de Chile, 1 de Noviembre 2023

 

Al  ver la fotografía que publica la revista «Semana», en la que se aprecia el rostro de los alcaldes electos para el periodo 2024-2027 de las “principales” ciudades del país, sentí un sinsabor o más bien un sabor amargo. Cinco hombres, que no solo representan la clase política tradicional, sino que nos recuerdan el relego en el que seguimos las mujeres en el escenario político del país.

Este nuevo mapa electoral nos pone frente a un panorama desesperanzador y agotador. Es como haber retrocedido. Sin embargo así funciona la política.

Son varios los aspectos que podemos analizar para comprender este “nuevo” panorama. No para quedarnos en el duelo, sino para asumirlo y hacerle frente con la atención que merece.

Tal parece que la derecha se reacomoda en las regiones, cosa que se veía venir y que no es distinta en otros países del continente; en los que se avanza un paso con la llegada al poder de gobiernos progresistas, pero luego vuelve, incluso  una derecha más recalcitrante y asolapada en discursos religiosos fundamentalistas.

Sujetos investigados, sospechosos de corrupción y nexos con grupos paramilitares, es el prontuario de algunos alcaldes y concejales electos, por ejemplo: Andrés Escobar, quien está señalado de disparar a manifestantes durante las movilizaciones del año 2020, fue elegido concejal de Cali, por nombrar un caso de los muchos que podríamos encontrar a lo largo y ancho del país.

Resulta irónico esto frente al despertar manifestado en el levantamiento social del año 2020, y luego con la llegada de Francia Márquez y Gustavo Petro al poder, pero parece que las regiones pasaron factura de las frágiles alianzas que representa el Pacto Histórico, afirmando además, la arraigada burocracia que impera en las estructuras políticas departamentales y municipales.

Sin embargo, el escenario de movilización del que fuimos testigo y participes es el que no debemos perder de vista. Es un acumulado de fuerza y dignidad que durante estos cuatro años necesitaremos rescatar de los rezagos que aún quedan de esas masivas movilizaciones y encuentros de distintas organizaciones sociales.

Esto, más que como una derrota debe tomarse como un llamado para revisar las estrategias políticas y cómo se está bajando el proyecto de gobierno y de país propuesto por el Pacto Histórico en los territorios. Y qué tanta participación se le ha dado a las organizaciones sociales, a las y los jóvenes que pusieron vidas, ojos y libertad en las calles, haciendo frente al nefasto gobierno de Ivan Duque y sus reformas. Por otro lado, como movimiento político y social replantearnos las alianzas a futuro.

Debemos permanecer alerta, fortalecer los procesos y organizaciones, estudiantiles, sindicales, campesinas, barriales y populares, haciendo redes y ejerciendo control político en nuestros territorios. Es necesario cerrar filas en nuestras trincheras de resistencia social y popular. Ya sabíamos que ganar la presidencia de la república, no garantizaba saciar la sed de victoria del Pueblo Colombiano y no es suficiente para saldar la deuda histórica por la justicia social.

Aunque nos quieran vender la imagen de estas elecciones como un triunfo de la derecha, que les garantiza desde ya la victoria de las próximas elecciones presidenciales, no significa que sea así y mucho menos, que la desesperanza nos lleve a aflojar o abandonar los escenarios de resistencia, el debate y la critica que estaremos dispuestas y dispuestos a dar durante este periodo: defender el gobierno del cambio y sus reformas, el proceso de paz que parece estar a fuego lento con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otras organizaciones. ¡Que nada nos arrebate la esperanza de la paz total, estable y duradera, y sobre todo, la esperanza de alcanzar la dignidad para el pueblo!

¡El pueblo no se rinde carajo! 


¿Y LAS MUJERES?

Por otro lado, vale la pena preguntarnos: ¿qué papel jugamos las mujeres en este escenario y cuantas hacen parte de él?

Durante estos meses observe varias campañas en las que los aspirantes hombres trataban de acoger una perspectiva de género en sus discursos; no en su amplitud como debería ser; sino enfocado a LA MUJER, como un todo de lo femenino, pero además, como una mera estrategia de campaña para atraer electoras, como si fuera un favor que los hombres enarbolen nuestras banderas. Puesto que, si revisamos sus propuestas y planes de gobierno, de seguro nos encontraremos con una ausencia de acciones concretas al respecto.

El estado Colombiano con la Mesa de Género de la Cooperación Internacional en Colombia, integrada por la Registraduría Nacional del Estado Civil, el Consejo Nacional Electoral, el Ministerio del Interior, la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer del Congreso de la República, con el liderazgo de ONU Mujeres y la Embajada de Suecia,  ha emprendido la estrategia: “Más Mujeres, Más democracia: rumbo a la paridad” la cual nació en el 2015 con el objetivo de promover el liderazgo, inclusión y representación política de las mujeres en el marco de las elecciones territoriales de ese año y se estableció para las elecciones posteriores.

“Esta plataforma está dirigida a: Partidos y movimientos políticos para incrementar los niveles de compromiso frente a la inscripción de mujeres como candidatas; a la sociedad civil, para que conozcan que hay  mujeres líderes que participan como candidatas en su territorio; a los candidatos y candidatas con el fin de que incluyan en sus propuestas temas relacionados con agenda de género y derechos de las mujeres; a empresarios con el fin de lograr una financiación equilibrada sin tener en cuenta el género; y por último, a los medios de comunicación para sensibilizarlos y lograr un cubrimiento equitativo de las candidaturas.” (MINISTERIO DEL INTERIOR)

A pesar de los esfuerzos institucionales el porcentaje de participación de las mujeres en elecciones populares sigue siendo bajo frente a la población femenina de votantes. Es decir: ganamos y ejercemos el derecho al voto y a elegir, pero no el derecho a aspirar y ser elegidas.

Recomiendo revisar el informe realizado por esta alianza institucional y publicado por ONU MUJERES: La participación política de las mujeres como candidatas en las elecciones de autoridades territoriales 2023,  en el que se deja ver los escasos avances al respeto.

Si revisamos las listas de mandatarios y mandatarias electxs este 29 de octubre, notaremos que las brechas de la paridad siguen siendo abismales. Según publica el espectador, de los 32 departamentos que tiene el país solo 6 serán gobernados por mujeres, quienes serían las siguientes: Elvia Milena Sanjuan (Cesar); Nubia Carolina Córdoba (Chocó); Rafaela Cortés (Meta); Lucy Inés García (Sucre); Adriana Magali Matiz (Tolima) y Dilian Francisca Toro (Valle del Cauca). Todas con inscripciones de partidos tradicionales y que representan la figura de una mujer hegemónica y sin propuestas con enfoque de género.

Ya sabemos que el hecho de que una mujer ocupe cargos de poder no significa necesariamente que represente a las mujeres en el sentido político, más allá de su corporalidad femenina.

En cuanto a las alcaldías, solo una mujer con las mismas características señaladas gobernará durante estos 4 años en la ciudad del Ibague. En otras ciudades estratégicas dentro del mapa electoral, como Bogotá y Barranquilla, ni siquiera hubo aspirantes mujeres.

Por lo anterior, las cifras demuestran que no existe una igualdad sustantiva en cuanto a la participación de LAS MUJERES en su diversidad (negras, campesinas, indígenas, lesbianas, trans), y mucho menos de las diversidades sexuales en ningún escenario (es más, ni se menciona).

Por ello, si hay un sector que debe continuar empujando acciones territoriales en todos los aspectos, principalmente apuntando a una mayor participación política, somos las mujeres y disidencias sexo genéricas.

Es hora de cruzar la línea de la cuota de género, al igual que la étnico-racial, transgredir el 30% establecido en la cuota de ley, dejar de ser el adorno de la mesa. La cifra que justifica en mínimo y no en lo justo, nuestra incidencia en el poder público y los cargos de elección popular y representación.

Colectivas feministas y no feministas, organizaciones que levantan la bandera de las diversidades sexuales, mujeres barriales, campesinas y populares, bolleras, fritangueras, peluqueras, maestras, todas, las que sostienen sus hogares y parte de la economía del país, cumpliendo las tareas del cuidado, mientras otros producen, invisibilizadas o peor aún, atrapadas en el doble rol de la  explotación sexual y laboral. Que la organización, las redes, la participación y la formación política nos sigan convocando y encontrando.

¡Sin nosotras nunca más!

 

 

 

Fuentes:

ONU MUJERES: (https://colombia.unwomen.org/es/stories/noticia/2023/10/la-participacion-politica-de-las-mujeres-como-candidatas-en-las-elecciones-de-autoridades-territoriales-2023)

Ministerio del Interior: https://www.mininterior.gov.co/mas-mujeres-mas-democracia-1/

El Espectador: https://www.elespectador.com/politica/solo-seis-mujeres-seran-gobernadoras-en-colombia-y-ninguna-alcaldesa-en-ciudades-capitales/


¿CULOMBIANA? CONCHA E´ TUS HUEVAS!

 

¿CULOMBIANA?
CONCHA E´ TUS HUEVAS!

 

Mis cálculos fallaron,
obvie algunos detalles a la hora de seleccionar.
Dicen que no es pertinente tomar decisiones
en momentos de emociones fuertes.

 

 

Sola una persona que me tenía la mala me advirtió que este país estaba en un momento complejo para la migración; que el racismo y la xenofobia afloraban en las calles. En ese momento pensé que me lo decía porque yo no le agradaba, cuestión que manifestaba abiertamente por nuestras radicales diferencias políticas.

Sin embargo, hoy con tristeza, tengo que darle la razón. Son varias las experiencias que necesito relatar, no solo para compartirlas con mis lectorxs sino, sacarlas para que no sigan sumando peso en mi mochila. Pero lo más importante, para hacer archivo a esta memoria abierta: CULOMBIANA es el primer relato de varios que tengo atragantados. 

La sexualización de nuestros cuerpos, el de las mujeres en general y la hipersexualización de el cuerpo de las mujeres negras en específico, es una cuestión normalizada  en “chistes”, la música, el cine, y programas de televisión, entre otras dinámicas culturales.

CULOMBIANA es una expresión que usan algunos hombres chilenos para referirse a las mujeres Colombianas. Su origen se remonta, según mis indagaciones poco rigurosas; a la televisión, las telenovelas y como se ha vendido la imagen de las mujeres Colombianas en el exterior. Pensarán, que a todo le encuentro el pero. PERO, CULOMBIANA es una expresión que me hace recordar la consigna: “no quiero tu piropo, exijo tu respeto”, consigna que durante años me ha acompañado en esta pedagogía feminista transversalizada en mis clases de filosofía, C.política, ética y religión, sí, religiones y ateísmo. Escenarios en los que intento develar y desnaturalizar la violencia sexual manifestada en  acoso, esa misma que se disfraza de halago en los llamados piropos y se justifica porque según algunos, “a las mujeres nos gusta que nos hablen así”, o apelan a los vicios culturales diciendo que: “así es nuestra cultura y tradición”, como si estás ultimas no debieran ser objeto de cuestionamientos, críticas y transformaciones.

“NO QUIERO TU PIROPO EXIJO TU RESPETO”, la usamos para defendernos de expresiones como culombianas, las cuales van cargadas de acoso, sexualización e hipersexualización de nuestros cuerpos. Pero la principal razón que me llevo a la problematización de tal asunto, fue cuando me enteré que: aquí a los hombres  Colombianos se les mira como delincuentes y a las mujeres Colombianas como prostitutas y quizás esto tenga sus matices, porque entre Colombianxs y Venezolanxs, no sé a quién rechazan más, ya que la xenofobia varía gradualmente de acuerdo a la nacionalidad (cosa que merece todo un análisis geopolítico).

¿Prostitutas? ¡Vaya estereotipo! Ahora no solo me miran como migrante, mujer negra, sino también como puta.  Cuando detectan mi acento que por costeño lo confunden con el Venezolano o Cubano, pero después de escuchar con atención logran saber que soy Colombiana, Varias veces me han dicho el “culombiana” y he escuchado de otras compatriotas; académicas y trabajadoras de otros sectores productivos a las que también han rotulado. Al asociar esto con la imagen de prostituta, la expresión se carga más de sentido. En tanto se supone nuestro cuerpo en venta, de acceso fácil e incluso violable: “¿qué más da?, «es una puta»”.

La nacionalidad Colombiana alrededor del mundo le ha tocado cargar con varios estereotipos; que las series de televisión refuerzan: putas, corruptxs, uribistas, paramilitares, narcos y guerrillerxs; por lo menos este último nos reivindica la dignidad ante los otros. De estos estereotipos que escuchamos en las noticias casi a diario, leemos en la prensa o en redes sociales; solo sabemos el costo que tienen cuando somos migrantes en otros países.

CULOMBIANA fue la razón por la que escribí la primera publicación de este blog: Objeto de deseo y no de amor, muy deseable y poco amada. Y no porque me interesara entablar una relación sexual o afectiva con alguien aquí (pues tengo clara la prioridad de mi estadía en este lugar) sino, porque me sentí sobrerotulada: MUJER NEGRA, MIGRANTE, CULOMBIANA= PROSTITUTA. Pero además, analizar tal asunto, me hacía comprender de manera más profunda la intersección entre todas esas rotulaciones que en mi cuerpo negro golpeaban con más fuerza que en cualquier otro.

Cada una de esas rotulaciones con una carga, tanto política, como discriminatoria, con las que nos toca lidiar y luchar, en mi caso no para demostrar que no soy ninguna de ellas, sino, porque esa es la periferia corpórea e ideológica desde la que resisto. Sí, lo que ves en mi reflejo es eso, eso soy, todas en una, aquí estamos. 

Las putas, las brujas, las negras, las indígenas, las campesinas, las lesbianas, las trans, las deseadas y no amadas, aquí estamos, habitando el espacio público, el metro, los bancos, los ministerios, las universidades, la academia y la calle , aquí estamos.

SOY COLOMBIANA, CONCHA E´ TUS HUEVAS!

No porque represente una bandera o una nación, sino porque represento la lucha de un pueblo, sus mujeres y niñas, las campesinas y negras de mi pueblo a quienes  las oportunidades fueron  negadas, pero aquí estamos, resistimos y nos quedamos, aunque nuestra presencia resulte corrosiva para las lógicas androcéntricas instauradas, aquí estamos armando la manada para desmontarlas.

 

                                                                                                                  P E T R I C O R

 

 

 

 

APOLOGÍA AL “NO QUIERO SER MADRE”

 


Mucho se habla de la maternidad y su romantización. Se dice que es la mejor experiencia que puedes vivir, que es el amor más grande que se puede experimentar, y expresiones más fundamentalistas, desde la región hasta la biologización del rol de las mujeres, que apuntan a sustentar la maternidad como el fin último de los seres humanos que nacemos con matriz y ovarios.

En algún momento de nuestras vidas llegan las preguntas: ¿y tú no piensas tener hijos? ¿Para cuándo los hijos?. Otras expresiones dicen: “pilas con el reloj biológico”, “entre más vieja, más riesgoso el embarazo”, entonces cuando tu respuesta ante tales comentarios es NO QUIERO TENER HIJOS, el asombro y los intentos por convencerte o la petición para que sustentes tu decisión no se hacen esperar.

“¿Quién te va a cuidar cuando estés vieja?”, una pregunta retórica que resulta un intento para convencer, haciendo un llamado a la  imaginación de la decadencia humana en la vejez. De inmediato pienso en lo triste que es hacer responsable con la carga del cuidado a otro ser humano que ni siquiera pidió nacer. Por lo general esta carga es atribuida a las mujeres por ser mujeres, ya que tradicionalmente se nos ha encargado las tareas del cuidado de la niñez y la tercera edad, cuando esta debería ser asumida de manera colectiva y el estado garantizar las condiciones para una vejez digna. Además tener hijos no garantiza que se cumpla el ciclo de tal manera. Por otro lado, esta no debería ser la razón por la que alguien decida traer hijos al mundo.

También debo mencionar, que la mayor preocupación de los proyectos de educación sexual en la escuela, sigue siendo los embarazos en adolescentes y el control de la natalidad. Recuerdo que las clases de educación sexual que recibí en la escuela; desde la cátedra de ciencias naturales y por campañas interinstitucionales con promotores de salud; eran charlas meramente preventivas, tanto de embarazos como de ITS, recuerdo que enseñaban el uso de métodos anticonceptivos, por ejemplo: usando un pepino para enseñarle a los niños a  usar el condón, luego repartían pocos de esos condones que mis compañeros usaban como globos para jugar durante el recreo o pasearse por los pasillos del colegio.

Si bien, es perceptible que la educación sexual ha venido evolucionando a pasos muy lentos, ampliando un poco el espectro e integrando un enfoque de derechos, con los derechos sexuales y reproductivos. Pero, la preocupación central sigue siendo la misma: ITS y EMBARAZOS EN ADOLECENTES, tal parece que las estrategias pedagógicas implementadas hasta ahora no han dado resultados, porque la taza de embarazo en adolescentes no disminuye, sino que aumenta.

Con escasa información logre entender lo básico pero no lo suficiente para llevar una vida sexual de manera responsable y satisfactoria. Sin embargo, mi relación con el tema de la maternidad siempre estuvo medida por el deseo de estudiar, viajar y dedicarme a la vida política, ya que a temprana edad estuve cerca de procesos organizativos y de liderazgo. Paso el tiempo y mi relación con tal tema se iba palideciendo, hasta que hice conciencia de que no me veo siendo madre, ya no. Y son varias las razones que me llevan a esquivar el rol de la maternidad, algunas muy íntimas emocionales y otras muy políticas, aunque en suma todas políticas, porque “lo personal es político”.

Comprendo la maternidad como un acto de valentía y altruismo, al estar dispuesta a darlo todo por el bienestar de otro ser, fuertes las mujeres que lo asumen, tampoco porque me considero débil, pero quizás si un poco egoísta. Puesto que, a veces la existencia me pesa. Imagino entonces como sería tener que cuidar y proteger a otro ser humano y me resulta abrumador. Así mismo me asumo responsable y sé que al asumir la maternidad abandonaría pequeñas cosas propiamente mías para que otro ser humano sea feliz.

De lo anterior se desprenden las razones más políticas: al liberarme del rol de la maternidad, me libero en parte del rol del cuidado y sumo tiempo para los asuntos políticos y de participación en la esfera pública que tanto me interesan, como dedicarme a la reflexión, la educación y la política del joder, para incomodar y desestabilizar lo establecido.

Tampoco me gustaría tener que delegar a otras mujeres la carga del cuidado, mientras yo avanzo, ya sea a nivel académico o laboral.

Romantizar la maternidad con los argumentos anteriormente expuestos es una trampa patriarcal, que conduce a ser madres o padres para responder a los mandatos de la heterónoma.

Esto puede entenderse como una apología o un llamado insubordinarse ante el rol de la maternidad y efectivamente lo es, en especial un llamado a las adolescentes, a apropiarse de sus derechos sexuales y reproductivos y a reflexionar la decisión sobre la maternidad, esta no debería entenderse como una bendición o una fortuna, cuando no se tienen garantizadas las condiciones básicas para la vida digna. Pero tampoco, cuando aún no se han explorado en lo más mínimo, los derechos y las libertades individuales, que tanto nos ha costado a las mujeres alcanzar.

La sexualidad en su totalidad y el placer sexual en particular, no se deben restringir a la genitalidad y la procreación, la educación sexual debe apuntar más allá de la mera prevención, quizás en los otros aspectos no abordados está la clave para romper el cerco.

 P E T R I C O R

YO IMPOSTORA

 

                                                              


Llega, se asoma de manera perturbadora, ahí se queda mirándome mientras dibujo, escribo o leo. Penetrante mirada, hurgando en lo que hago para luego cuestionarme con una voz que se parece a la mía.

Fastidiada por su presencia, me tomo un respiro, la miro y la invito a enrolar, prender y tomar un café.

Dialoguemos, tengo un par de preguntas que hacerte

¿A que debo tu visita? ¿Quieres que hablemos? Adelante, te escucho.

Le digo mientras la miro directo a los ojos.

Con el mismo tono, ahora un poco nerviosa, me dice que duda de mí,  de mi capacidad, me pregunta con voz inquisidora ¿en qué momento me creí tanto como para hablar en el tono en el que hablo y con voz propia? se suelta y va tomando confianza mientras me expresa las incertidumbres que le embargan.

 Bienvenida señora, luce usted un poco agitada, tranquila estamos en casa, siéntase cómoda, le digo.

Ahora la tengo en mi terreno, esta conversación se torna un poco parchada por el tono y el humo en el ambiente, pongo en el YouTube mis canciones de rap preferidas, a la Sofía Gabana, al nostálgico y revolucionario del Pablo Hasél, el último álbum del marihuanero del Cráneo, El tobogán, canciones que me han acompañado durante este tiempo y las inigualables letras de Kase O y  Nach.

 Así van pasando los días, un solo encuentro no es suficiente, porque la impostora últimamente se asoma por la ventana a vigilar mis asuntos sin ser invitada, o quizás solicitando ser invitada a parcharse conmigo, la entiendo, quien no querría parcharse conmigo, si soy un parchecito vacilao.

Ahí viene nuevamente, esta vez el encuentro se da entre bullarengue, gaitas  y un té de flor de Jamaica, porque a esta loca se le dio por llegar en la mañana, que visita fulera a las 8:00 am con sus preguntas existenciales y su saboteo a los sueños más maquias que tengo.

Relájate, apenas estoy despertando muchacha, si sigues con este viaje te voa sé un dibujo, te voa  voletear en un poema, cógela suave.

En estos encuentros no llegamos a ningún acuerdo, pero por lo menos nos escuchamos y eso nos permite seguir en nuestros asuntos, no quiero una relación toxica con mi yo impostora, porque no me voy a permitir que el utosabotaje me detenga, no le dedicare más tiempo que el que dura una canción de Hasél o Gabana, o lo que dura subir a una nube y bajar de ella, aquí no hay más tiempo para quedarnos en la duda y en la cuestión de si esto sirve para algo o no, cuando a mí misma me sirve para llenar de sentido la vida, para pilotear la nostalgia, la rabia y el amor. No hay tiempo para distraernos mirando el borde de nuestro propio abismo, cuando salir de este es lo que nos traza la ruta de las utopías propias y colectivas que nos inspiran a seguir apretando el paso.   

Suerte con usted, cuando quiera nos parchamos ¿Quién dijo miedo?


                                                                                                           P E T R I C O R

 

Escribo para no morir atragantada y presa de esta ira.

NO SOY VÍCTIMA, SOY MILITANTE

  NO SOY VÍCTIMA, SOY MILITANTE Esta frase me hace eco desde que la escuche de un hombre que fue parte activa de la resistencia frente a l...